Deseaba que tu felicidad y la mía fuesen juntas de la mano.
Pero yo ya no pinto nada en tu ecuación.
No voy a cortar tus alas.
Más bien voy a liberarlas.
No quiero dramas, ni despedidas con lágrimas y reproches.
Ni ruegos ni súplicas.
Que tu camino fluya libremente.
Aunque eso signifique que se aleje del mío.
Que tomen rumbos diferentes.
Gracias por el tiempo compartido.
Porque a pesar del desastroso final.
Todo me ha parecido un sueño maravilloso del que no quería despertar.
No quería renunciar a ti.
Desearía embriagarme con tu olor una última vez.
Desembarazarme de la sensación de angustia y miedo por la irremediable pérdida.
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