28/6/16

La esfinge faraona

Cabecera Historias de pesadilla by eldesastredemaria
Nota: Las entradas que se encuentran en la etiqueta "Historias de pesadilla" no son muy elaboradas o desarrolladas, porque son pesadillas reales que recuerdo de pequeña y que, al ser tan extravagantes e imposibles, no quise dejar en el olvido. Por lo tanto, nada tienen que ver con el resto de obras escritas.

La pequeña Matilda jugaba tranquilamente en el sillón del despacho de su padre. La inocencia de los niños es infinita, por eso no sospechó nada malo cuando un espectro apareció ante ella. Lo tomó como un compañero de juegos. El espectro interactuó con la niña sin que ella se diera cuenta, en forma de juegos infantiles. De alguna forma, la dejó marcada. Diez años después, al cumplir la mayoría de edad, ya mayor, ya convertida en jovencita, descubrió que estaba embarazada sin haber conocido varón.

26/6/16

Esta triste noche

Siento que muero.
¡Qué gran impotencia!
Cuánto sufrimiento.
No creo que nadie.
Pueda aguantar un dolor semejante.
Parece como si el cielo azul y soleado.
De pronto se hubiera vuelto tenebroso y oscuro.
Sólo queda rezar.
Para que la lluvia no inunde.
Este hermoso lugar.
Un paisaje bello como ninguno otro.
Completamente empañado.
Por esta inmensa opacidad.
¡Qué gran impotencia!
Cuán deseo ver salir al sol.
Que el firmamento volviera a aclararse.

22/6/16

Cruce de destinos. Capítulo 8


No se había dado cuenta de que Aarón llevaba unos vaqueros rotos que a ella le encantaban, así como una camisa blanca que le hacía resaltar levemente los oscuros tatuajes de los brazos. Parecía cansado, fatigado. Su pelo rubio revuelto. Como si acabara de salir de un gimnasio o correr una maratón. Ella se sintió avergonzada. Por un segundo se quedó helada, no se movió de su sitio. Cuando reanudó su paso nuevamente, se sintió incapaz de mirarle. En vez de eso, se miró los pies descalzos dando un paso tras otro sobre la madera. Se dio cuenta que se había dejado olvidados los zapatos en la arena. Los interceptó con la mirada en la trayectoria de su eterno camino, así que cuando llegó a la altura, los cogió, calzándose nuevamente. Le pareció convertirse en un cristal, a punto de romperse. Parecía más real.

Mientras Valentina andaba, su cabeza parecía ir a mil por hora. ¿Qué decirle? ¿Cómo reaccionar? No sabía cuál era la mejor opción. Si salir corriendo, si besarle a pesar del rechazo, si abrazarle simplemente, si seguir caminando como si no le hubiera visto, si sonreírle y decirle que todo estaba bien, si echarle la bronca y pegarle una bofetada por darle falsas ilusiones. Estaba aturdida.

Finalmente, le miró a los ojos. La miraban con desesperación. Ella se perdió en su intensa mirada y no pensó en las palabras que diría a continuación. Simplemente, las soltó. Como un globo suelta todo su aire al explotar con el roce de un alfiler:

19/6/16

Cruce de destinos. Capítulo 7



— ¡Ey, chicos! — gritó Elena una vez hubo localizado a sus amigos entre la masa de gente que había a su alrededor.

— ¡Has venido! Cuando me has mandado el mensaje creía que se trataba de una broma.

— Sí, yo tampoco me lo creo todavía. Iba a venir andando, pero mi tío se ha presentado voluntario para pagarme un taxi.

— Buenas noches, Elena. Estás realmente... ¡guau! — exclamó Felipe.

— Hola, Felipe — masculló Elena, sin mucho entusiasmo —. ¿Nuria y Juan no han venido?

— No, hoy se han tomado el día libre para descansar de nosotros y disfrutar entre ellos. Ya sabemos lo que eso implica. Por cierto, hemos conocido a unas cuantas personas muy interesantes antes de que tú llegaras — dijo Cristina pícaramente —. Personas consideradas populares.

— Qué bien — musitó Elena sarcásticamente. No le gustaba conocer gente nueva y menos que fuera popular, ya que, de una forma u otra, siempre acababan metidos en líos por culpa de dichas personas. Sin embargo, Natalia nunca tiraba la toalla en ese aspecto.

— ¡Oh, venga! No te pongas así. ¡Hay chicos guapísimos por aquí a los que hincarles el diente! — me dijo en tono confidencial.

— Mira quien está dando la lata otra vez — comentó sarcásticamente Rubén. Le estrechó la mano amistosamente a un chico rubio, alto y de ojos azules que Elena reconoció enseguida.

16/6/16

Despedida final

Ayer te recordé.
Ya sabes porqué.
Qué egoísta eres.
O lo fuiste.
Ahora no lo sé.
Tal vez no fuiste egoísta.
Tal vez pensabas en los demás.
¿Quién sabe?
Pronto será la despedida final.
No puedo con mis nervios.
Siento que voy a vomitar.
La cabeza me da vueltas sin cesar.
Y no te lo puedo contar.
Tantos secretos te conté.
Y todos te los llevaste contigo.
¿Los contarás a alguien?
¿A quién?
Lo más probable es que no.
Es imposible.
Hoy te despediré por fin.
Aunque no me gustaría.
Que todo acabara aquí.
Sin embargo, sé que éste es el fin.
No sé si el mundo es injusto.
Tantas veces lo hemos visto así.
Sin embargo, es lo que yo creo.
Es que a veces también es extraño.
Incomprensible.



Este texto forma parte del libro "Los amigos también rompen el corazón". No copies.Todos mis textos están registrados en SafeCreative y expuestos deviantART.

12/6/16

Amigo

Y se fue con su risa a otra parte
Se fue con su alegría.
Se fue de repente y sin palabras que decir.
Sus seres queridos le echan en falta.
Pero él ya no va a volver.
Había tomado una decisión que era irrevocable.
No pidió ayuda, prefirió no hacerlo.
Tal vez fuese el orgullo, tal vez no.
Nadie ya lo sabrá, porque él se ha ido y no volverá.
Aquí se te echa de menos.
Y el vacío que nos dejaste ya nada podrá llenarlo.
Desearía que volvieras.
Pero sé que no volverás.
Me gustaría despertarme de esta pesadilla.
Que sé que jamás terminará.
Me gustaría despertarme.
Correr y contártela.
Reírnos los dos.
Pero jamás volverá a ser así.
Jamás volveré a verte reír.
Pero para mí siempre estarás a mi lado.
Aunque no te vea, aunque no te escuche.



No copies. Todos mis textos están registrados en SafeCreative y expuestos deviantART.

7/6/16

Cruce de destinos. Capítulo 6


No supo si ellos advirtieron cómo se le quebró la voz al decirles adiós. Las lágrimas comenzaron a correr por sus mejillas como un río desbordado conforme cerró la puerta tras ella. Anduvo horas hasta que llegó a la playa y, cuando la vio a lo lejos, corrió hacia ella, esperando encontrar consuelo en la arena y las olas nocturnas, ya que se había vuelto de noche. Se quitó los zapatos y, una vez se hubo relajado junto a un banco de piedra, Valentina comenzó a andar sobre el camino de madera que cruzaba la playa. Tiró el calzado y se adentró en el agua, sólo lo suficiente para mojarse los pies. Como si aquello pudiese relajarla de alguna forma. Como si así pudiese olvidar lo que había presenciado.

Pero no, no lo iba a olvidar.

Su corazón se acababa de romper. Eso no es algo que se pueda pasar por alto. Sí pasó por alto el hecho de que el agua le salpicaba como consecuencia de la brisa, pero poco le importaba mojarse la ropa. Le costaba respirar. Poco a poco, comenzó a sentirse demasiado expuesta, necesitó repentinamente esconderse del mundo. El puesto de los socorristas, ahora vacío, le pareció un buen escondite y lo escaló como buenamente pudo. Su torpeza natural no la ayudó mucho. Una vez terminado el esfuerzo, se acurrucó. Se abrazó las piernas, como si temiese romperse en pedazos. Al menos, así se sentía ella. Parecía estar hecha de cristal, su cuerpo unido únicamente por unos cuantos trozos de cinta adhesiva.

Sintió que la madera se movía, como un terremoto, hasta que se dio cuenta de que era ella la que temblaba. Qué ironía.

5/6/16

La princesa muerta. Capítulo 5


— ¿Cómo lo hiciste? — quiso saber el rey.

— ¿Umm?

— ¿Cómo lo preparaste todo para fingir tu muerte?

— Monté toda la escena del crimen sola. Sin embargo, había gente a quien le confié el secreto. No te lo contaré, por supuesto. No quiero que caigan represalias sobre ellos. Tenía la esperanza de que cuando no me vierais llegar al altar, me buscaríais. Y, entonces, se descubriese todo el montaje. Hice jirones el vestido de novia y clavé algunos de ellos en las ramas y las rocas más puntiagudas. El día anterior alguien me había ayudado a desangrar un cordero de la cocina, de los que acababan de matar para cocinar para el banquete nupcial. Derramé la sangre por el lugar para que creyeran que era mía....