7/3/16
Las máscaras malditas
Érase una vez una familia que, haciendo una excursión por el monte, encontró unas máscaras abandonadas. La sensación de horror y miseria estaba presente en el ambiente y ellos eran conscientes de que ese sentimiento provenía de las máscaras pero, aún así, no le dieron importancia y pensaron en que sería un buen adorno en la blanca pared de su casa.
Nadie podría haber anticipado el trágico suceso que ocurriría tras apoderarse de aquellas máscaras.
Al día siguiente el hijo más pequeño se percató de que las máscaras no se hallaban en el sitio en que las habían colocado. Las buscó y las buscó hasta encontrarlas en su habitación, flotando como por arte de magia sobre su cabeza. Los oscuros ojos de las máscaras le arrebataron la visión poco a poco hasta que le dejaron completamente ciego. La hermana mayor comprendió lo que había sucedido y fue a contárselo a sus padres, quienes tuvieron que ver con sus propios ojos cómo las máscaras poseían alma propia. Con una caja de plástico opaco consiguieron atrapar a las máscaras, siempre ocultándose de ellas y sin mirarlas directamente a los ojos.
Aun dentro de la caja, las máscaras intentaron escapar así que las llevaron al interior de una cueva en el mismo monte en que las habían encontrado. No se limitaron a dejar simplemente la caja allí, sino que la cubrieron de piedras, tierra y ramas para que jamás pudieran salir. Durante años, las máscaras han permanecido allí, a la espera de que alguien las encuentre.
Este texto forma parte del libro "Pensamientos desastrosos".
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Me encanta. Sabes me pregunto de donde te viene la idea.
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