El secreto de Jaime

Todo cuanto le había contado no era más que una máscara hecha de mentiras, decorada con secretos.

El divorcio de sus padres, el maltrato procedente de su padre a su madre, el encarcelamiento y suicido de su progenitor, el nuevo novio de su madre, con la boda y el consiguiente embarazo. Todo aquello lo llevó a la drogadicción y el alcoholismo extremos. Todo aquello le llevó a dejarlo postrado en una cutre cama de hospital, en coma, mientras su madre lloraba y lloraba a sus pies, rezando y suplicando a Dios para que se despertara pronto. El conjunto de todas las desgracias de su infancia y adolescencia era el más absoluto y oscuro secreto de Jaime. Sus recuerdos formaban parte de un pasado plagado de fantasmas y abismos profundos. Un pasado que él deseaba locamente borrar de su mente y que, por nada del mundo, deseaba que Eva se enterase.

Corazón roto

No sólo me he declarado con el corazón ya roto.
Además, me ha rechazado de la peor de las formas.
Ha cogido mi corazón y lo ha pisoteado.
Después lo ha quemado
y ha lanzado por los aires sus cenizas
para que se las llevara el aire.

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Soy especial

Me siento impotente en un mundo que no es para mí. En un mundo donde no puedo encajar. Soy especial. Pero no en el buen sentido, sino todo lo contrario. Mis escasas capacidades son a veces superiores a mi voluntad de poder. El que quiere no siempre puede. Encerrada en un cárcel de puro cristal. No se puede romper, pero puedo ver a través de ella la vida pasar. Mi vida. Odio mi vida. No tengo suerte en el amor, ni confianzas en verdaderas amistades. Vagabundeo por el solitario camino de la soledad. Todo está tan oscuro... no veo ninguna luz. Camino y camino, pero por más que avanzo no consigo encontrar la salida. Siento frío. No llevo cazadora, ni una manta. Tal vez me sienta desnuda por esta amarga soledad que me rompe el alma como un espejo cuando cae el suelo. La vida es como una noria. Unas veces el vagón te para en lo más alto y tu vida está plena y llena de dicha. Otras veces, estás en lo más bajo, te sientes como enterrado, agobiado, como que el viaje de tu vida está acabando. Te preocuparás, estás tan cerca de bajar... deseas que por fin acabe todo.




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Malos pensamientos

Estás tranquilo. Tú lo sabes. Sin embargo, sin haberlo llamado, un pensamiento irrumpe en tu mente sin tu consentimiento. ¿Qué quieres? Le preguntas. Quiero torturarte, te contesta él. Quiero que pienses cosas que no deberías pensar. Quiero alimentarte del odio que tienes en lo más profundo de tu alma, en tus inseguridades, en tus miedos. Quiero mostrarte imágenes de una vida que no es cierta, que es más dolorosa que tu propia vida. Tu vida es maravillosa tal cual está, pero yo voy a enseñarte otras opciones. Voy a hacerte dudar de quién eres tú. Voy a hacerte dudar de quién te quiere de verdad. Voy a hacer que pienses que nadie te quiere, que todo es mentira, todo lo bueno. Voy a hacerte creer que todo el mundo te odia, que nadie daría nada por ti, que dejarían tirado a la mínima de cambio. Por otro lado, te haré creer que no eres merecedor de lo bueno que te pasa.

Cuatro cartas

CARTA I
Sólo tú ocupabas mis pensamientos. No podía permanecer en casa y me veía obligado a coger la moto que mi tío me había regalado y me largaba a la ciudad o a las afueras del pueblo con la esperanza de tranquilizarme o, en caso de enfadarme desquiciadamente, no hacerle daño a nadie. No me atrevía a contactar contigo de ninguna manera.


CARTA II

El viaje

Es curioso la velocidad que puede alcanzar un invento hecho por el hombre.
El sol me cegaba con sus potentes rayos.
La hierba pasaba tan rápida a mi lado,
en un punto separado de la ventanilla,
que apenas me parecía un simple borrón indefinido.
Los prados se pintaban como majestuosas alfombras llenas de colores.
Las nubes se pintaban como montoncitos de algodón
sobre un cielo anaranjado con salpicaduras rosas.

La princesa muerta. Capítulo 1

Flores, velas, papeles y cartas con hermosas dedicatorias llenaban un improvisado altar en la parte baja del barranco que había visto cómo la pobre muchacha exhalaba su último aliento. Fue el día de su boda, justo antes de que sus seres queridos pudieran verla casarse. Ese día que todas las mujeres esperan y sueñan durante toda su vida. Todo el mundo compadecía al novio, un joven y apuesto duque que no salía de su asombro. Jirones del vestido de novia de Candela quedaban esparcidos por el camino junto a unas pequeñas manchas de sangre.

Se dio la noticia de que se había caído, sin entender de forma alguna el motivo por el cual ella se encontraba en aquel lugar, cerca del barranco, tan lejana a los invitados y a toda la celebración. Las malas lenguas — o los más valientes y sinceros, según cómo se mire — se atrevieron a pregonar que se había suicidado, presionada por su padre a casarse con un hombre que no amaba y obligada a dejar a un lado su vida fuera de su casa, de su familia y de sus amigos.

Malos recuerdos

¿Por qué solo nos acordamos de las cosas malas?
Recuerdas aquella vez que se rieron de ti,
en la que se metieron contigo,
en la que te pegaron,
en la que te humillaron....
pero a veces eres incapaz de recordar un sólo momento en que sonreíste.