Me siento impotente en un mundo que no es para mí. En un mundo donde no puedo encajar. Soy especial. Pero no en el buen sentido, sino todo lo contrario. Mis escasas capacidades son a veces superiores a mi voluntad de poder. El que quiere no siempre puede. Encerrada en un cárcel de puro cristal. No se puede romper, pero puedo ver a través de ella la vida pasar. Mi vida. Odio mi vida. No tengo suerte en el amor, ni confianzas en verdaderas amistades. Vagabundeo por el solitario camino de la soledad. Todo está tan oscuro... no veo ninguna luz. Camino y camino, pero por más que avanzo no consigo encontrar la salida. Siento frío. No llevo cazadora, ni una manta. Tal vez me sienta desnuda por esta amarga soledad que me rompe el alma como un espejo cuando cae el suelo. La vida es como una noria. Unas veces el vagón te para en lo más alto y tu vida está plena y llena de dicha. Otras veces, estás en lo más bajo, te sientes como enterrado, agobiado, como que el viaje de tu vida está acabando. Te preocuparás, estás tan cerca de bajar... deseas que por fin acabe todo.
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