Cruce de destinos. Capítulo 15

No podía creer que la historia se repitiese de nuevo. Que Elena, que parecía tan dulce e inocente, tan perfecta, tan buena candidata para ser la chica con la que pasar el resto de su existencia, le hubiese hecho víctima de esa manera. Se sentía tan traicionado, tan dolido...

¿Y si estaba condenado a eso? Como si se tratase de una maldición. Todas las mujeres le habían engañado. Sin excepción. Tal vez la lección de todos aquellos desengaños era que debía tener una relación normal con una mujer a pesar de las infidelidades. ¿Podría hacer eso? ¿Perdonar a Elena a pesar de sus actos? Él jamás haría una cosa así. Ni se le había pasado por la cabeza. Pero tal vez estaba condenado a que todas las mujeres que estaban con él lo traicionasen...y que él tuviese que aceptarlo. O no...

Casi sin darse cuenta salió de su habitación y se dirigió a la de Elena. Tocó la puerta con los nudillos y ella abrió enseguida, claramente esperanzada de que fuera él. Abrió los ojos como platos cuando le vio. 

— ¿Tú me quieres de verdad? Bueno, quiero decir...nos conocemos desde hace poco tiempo pero...¿tú realmente estás interesada en mí? —  preguntó receloso.

— Te lo prometo — contestó ella, con la voz ronca y los ojos vidriosos.

— Entonces, te doy una oportunidad más. No me defraudes.

Ella asintió, entusiasmada con su buena suerte. Sin embargo, las lágrimas volvieron a asomarse por sus ojos.

— Pero... — dijo él —. Quiero que me hagas un favor.

— Lo que quieras — prometió ella.

— Quiero saber quién es.

— Quien es... ¿quién?

— Ya lo sabes. Dímelo, te lo ruego. No le haré daño, tienes mi palabra. Pero necesito saberlo.

— No sé de qué demonios me hablas.

Sergio la miró, confundido.

— Vamos a ver... ¿tú no me has puesto los cuernos?

Ella lo miró sorprendida y horrorizada.

— ¡Noo! - exclamó —. Jamás haría algo así.

— ¿Entonces, por qué me has dicho antes que te diera una nueva oportunidad?

— Porque te oí hablar con Aarón sobre mí. Que hablarías conmigo cuando acabase este viaje para decirme que no sigues interesado en mí y que no comprendes porqué no veo que está todo tan claro. Cuando para mí no lo es. 

Sergio soltó una breve carcajada cuando escuchó la explicación de Elena.

— Eso no iba por ti.

— ¿Cómo que no? ¿Entonces, a quién iba dirigido?

— A otra chica. Una amiga de Sara con la que querían emparejarme antes de conocerte. Miriam. La chica con la que estuviste hablando ayer sobre la feria de Torrevieja. 

A Elena le entró una sensación de alivio que no supo describir.

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