─ ¡No he matado a nadie! ¡Así que por esa no me hagas pasar!
─ ¡Vamos! ¡Claro que has matado! ¡Cómo todo el mundo! Has matado mogollón de moscas y otros bichos. De pequeña te encantaba pisar a las pobres hormigas que iban en fila cargadas con su comida para proveer su querido hogar. Eso sin contar con cucarachas, avispas, abejas, moscas, escarabajos, mosquitos…
─ ¡Los mosquitos te pican y te chupan la sangre! ¡Y su mordedura escuece y puede ser muy molesta!
─ ¡Tonterías! Las personas matan animales para poder comer; sin embargo, los mosquitos no te matan para alimentarse. El ser humano es malvado y egoísta por naturaleza.
─ Hay animales que también matan para comer: tigres, jaguares, cocodrilos, tiburones…
─ Sí, pero a ellos se lo manda su instinto. No tienen capacidad para pensar si lo que hacen está bien o mal. En el momento en el que el león huele a su presa no piensa “Eso es una gacela, ¿qué hago? ¿Me la como o no me la como? Está mal matar a otros animales, deberíamos ser todos amiguitos y llevarnos bien pero, ¡es tan deliciosa!”.
─ Idiota ─ le dije. Pero él lo tomó a gracia.
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