Estoy sola en medio de este silencio, sola ante el peligro. Me enfrento a un batallón de almas perdidas que vagabundean encerrados entre estas cuatro paredes. Todo está vacío. Sólo estoy yo. Y los espectros. La gente se ha ido yendo poco a poco a casa de que la noche ya se pintaba en el cielo, ahora salpicado de miles de puntitos dorados. Hacía un rato que solo quedaba yo, la limpiadora pasó a la sala y caminó por mi lado, limpiando las mesas. Su cara no era precisamente de ánimo con aquel trapo sucio y grasiento en la mano, pero vi su cara horrorizada cuando una mala sensación le recorrió el cuerpo y salió corriendo. Antes de salir había notado que de su boca salía vaho. Realmente hacía frío allí. Lo notaba, pero no saldría huyendo.
Tenía claro cuál era mi misión. Yo sería más fuerte y resistente que ellos. Ahora podía percibirlos sobrevolando la habitación, intentando asustarme. Las paredes se tornaron oscuras, no sólo a causa de la noche. Admitiré que estoy nerviosa, es la primera vez que me enfrento a esto, a este reto que es el primero que se me presenta desde que me metí en el mundo de las ánimas. Sin embargo, no iba a permitir que se dieran cuenta de mi estado de ánimo. Yo podría superar aquello, recordarle a él era todo lo que necesitaba para que me subiera la adrenalina. Enfrentarme a un mundo que hacía apenas unos meses era completamente desconocido para mí.
Título original: Completamente sola.
Este texto forma parte del libro "Pensamientos desastrosos".
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