9/10/16

La historia de Shasian 2 [Spin-Off de "El Ángel del Mundo Oscuro"]



Shasian no pudo contener un grito ahogado cuando reparó en aquel muchacho de cabellos dorados y ojos alilados, esa pequeña distinción de que pertenecía al Mundo Oscuro. Shasian recordó de nuevo su historia, el cómo escapó del orfanato, cómo se topó con aquellos tripulantes dementes que la devolvieron al Mundo Oscuro y creyeron haberla borrado del mapa.

Eduardo.

No esperaba encontrarle después de tantos años, y menos formando parte de una rebelión en la cual estaba al mando. Él también la observaba fijamente y sus miradas eran correspondidas. En los ojos de él se reflejaba la incredulidad y, más tarde, la esperanza. Evidentemente, llevaba creyendo todos aquellos años que Shasian estaba muerta.

Una vez recuperada, ella parecía seguir dispuesta a atacar. Sin embargo, quedó sorprendida cuando Eduardo tiró el arma y se arrodilló a sus pies. Bajó la cabeza y levantó los brazos, a modo de rendimiento. Entonces, él explotó a llorar.

— ¡Estás viva! — exclamó jubiloso, y se abrazó a las piernas de ella.

Shasian estaba perpleja. Ni ella misma hubiera sabido descifrar los sentimientos que ocultaban sus ojos y que afloraban en su interior ante la reacción de Eduardo. Sobretodo, al saber que él seguía enamorado de ella. O qué realmente algún día la quiso. Se obligó a pensar que sólo había sido un juguete para él y, ahora, después de tantos años, tal vez, sólo tal vez, él nunca la olvidó. Le pasó las manos por los despeinados cabellos, acariciándolo suavemente. El momento era tan íntimo que cualquiera se hubiera sentido como un intruso. Después, pareció recobrar la compostura y preguntó:

— ¿Dónde está Víctor?

Eduardo soltó una seca y triste carcajada.

— No debes preocuparte por él.

— Necesito saber... — comenzó a decir, Shasian.

— Está muerto — se limitó a decir él.

Ella lo miró perpleja.

— Pero...

— Si estás buscando venganza, hace tiempo que la tomé yo por ti.

— ¿Tú le mataste? — pregunto incrédula —. Era tu...

— Era como mi hermano, como mi amigo, como mi todo. Pero fue injusto contigo. Te viste envuelta en una historia que no casaba contigo y, además, quiso acabar con tu vida.

Eduardo se levantó y bajó la cabeza. Parecía avergonzado.

— Shasian, yo... Mira, sé que me porté fatal contigo. Hice cosas que no debería haberte hecho... pero siempre he estado enamorado de ti. Y le corté el cuello a Víctor porque me reconoció que había pedido a todos sus hombres que te mataran en cuanto se presentara la ocasión.

Shasian le escuchaba fascinada, sin dar crédito a lo que escuchaban sus oídos.

— Me he sentido tan torturado durante todos estos años...

— ¿Por qué?

— ¿Cómo que por qué? — preguntó él, como si fuera obvio —. Shasian, creía que estabas muerta. ¡Todos mis planes se habían ido a la mierda!

— ¿Qué planes? — quiso saber ella.

Él la miró con la tortura pintada en sus ojos.

— Iba a pedirte que huyeras conmigo. Que nos fuéramos lejos, tú y yo, solos. Que nos casáramos, incluso que tuviésemos hijos.

Shasian se quedó petrificada.

— Y si ahora me llevas contigo, pero resulta ser una encerrona y me matas mientras duermo, no me importará. Te prometo que no me sentiré decepcionado ni traicionado. En cierto modo, me lo merezco. Por todo lo que te hice.




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