21/3/17
El vestido rojo
Recuerdo una noche en especial. Tu madre estaba hermosa, hermosa de verdad. Llevaba un vestido rojo. Era de raso y se le ceñía suavemente a su cuerpo. Era corto, no como para que fuera excesivo y extravagante, pero sí lo suficiente como para volverme loco. Aquella noche ansié tomarla entre mis brazos, pero era imposible. Ardía en deseos de besar aquellos labios carnosos coloreados a la par que el vestido. No parecía para nada una niña, sino una mujer hecha y derecha, sensual y sofisticada. Todo al mismo tiempo.
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