La vida no es de color de rosa

Ha pasado tanto tiempo.
¿Quién lo iba a decir?
Lo que en su momento parecieron segundos eternos.
Ahora son 365 días.
Todo un año de vacío.
Me da miedo olvidarle.

Hay que seguir mirando hacia adelante.
En eso consiste la vida.
Por muy dura que sea.
A veces, los obstáculos nos parecen imposibles.
Pero no lo son.
Son pruebas de la vida.
Que quiere ver cómo nos desenvolvemos.
Ante todos esos problemas.

Oscuro camino

Tenía las manos gélidas

Álgidas como témpanos de hielo.
Al contacto con mi cálida piel.
Que se sentía arder una y otra vez.

Al cabo de un rato me transmitió su frialdad.
Sentía mis pies entumecidos.
Las piernas húmedas de su brisa congelada.
Más propia del invierno.
Ni con mil mantas podría protegerme
de su frío glacial.
El cansancio y el sueño contribuyen...
...a volverme más vulnerable todavía...
...cuando estoy junto a él.
No veo el camino que hay ante mí.
Junto a él es todo incertidumbre.
Todo él es oscuridad.

El sol hace tiempo que se marchó.
Y la luz se la llevó con él.

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Extraña y cansina sensación

Aquí estoy yo, sintiéndome muy extraña....
Aunque en cierto modo pasándolo muy bien.
El ambiente es genial.
Pero debo reconocer que no es así como me lo imaginaba.
Me siento decepcionada.
Mi libertad partida por la mitad.
Queda otro pedazo para que esa libertad pueda ser completa.
¿Lo será hoy?
Probablemente esta cansina sensación me acompañará durante el resto de este día.
Todo es tremendamente complejo.
Creo que hay gente que se siente al igual que yo.
¿Es eso posible?
Pues es probable que sí.
No a todo el mundo lo veo entusiasmado.
Alguno extasiado.
No hace falta lanzar dos miradas para darse cuenta.
La solidaridad se palpa en el ambiente.
La gente canta y baila.
Otros, no.
Parecen sentirse fuera de lugar.
Les compadezco.
¿Quién dice que esto sea lo peor?
¡De eso nada!
Miles de cosas son peores que sentirse así.
Una recompensa tiene este sentimiento, al fin y al cabo.

Momento indeseado

Esperando que llegue ese momento, aguardando con excitación y miedo. No quiero que llegue, pero es inevitable. Lo sé. No puede ser de otra manera. Está ahí, a la vuelta de la esquina. No quiero que llegue ese momento. No quiero. Pero lo hará. Tan segura estoy como que la luna es la reina de la noche, la dueña de la oscuridad, la única encargada de dar un poco de claridad cuando el sol debe descansar. ¿Por qué el momento tarda tanto? ¿Por qué se hace de rogar? ¿Por qué se alarga? Prefiero que pase cuanto antes. Quiero poder asumirlo. Pasar este trago tan duro, este momento incómodo e indeseado. Aparte de este instante de oscuridad, sé que tienen que llegar otra situación, pero de luz. ¿Por qué no pueden tener lugar a la misma vez? Así el mal trance será muchísimo menor. Más llevadero, más fácil. Pero, no. ¡Finalmente, no pudo ser! ¡Qué desilusión!

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La fuerza del amor

¿De verdad una persona puede estar tan enamorada de otra que sea capaz de hacer auténticas locuras? ¿Un pacifista puede llegar a enfrentarse a otro cuerpo a cuerpo por amor? ¿Una persona amistosa puede enfrentarse a todos y cada uno de sus amigos por un amor imposible? Y sí, es verdad que una persona ciega de amor puede pasar de sonreír para que todo el mundo la vea feliz a acabar llorando por los rincones sintiéndose desgraciada y vacía.

Te sientes pequeña e insignificante frente a quien te ha robado el corazón. Sientes que es superior a ti porque tiene el poder de destrozar tu corazón con tan sólo una palabra. Mientras estáis cara a cara te mira fríamente y tú te percatas solamente por el rabillo del ojo; ya que eres incapaz de mirar esos ojos en los que días atrás estabas siempre perdida y no deseabas salir.

Todos miramos con ojos de enamorados a una persona y ese adjetivo definía a todas ellas.

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Cruce de destinos. Capítulo 9

— Tengo que cogerlo. Está preocupada por ti — la informó Aarón. Sara respondió al primer timbrazo.

— ¡¡Aarón!! ¿Dónde estás? ¿Te ha cogido el teléfono o la has encontrado? — parecía alarmada. A Valentina le pareció chocante la situación. La chica a la que envidiaba estaba preocupada por ella.

— Sí, la acabo de encontrar en la playa — la tranquilizó Aarón —. Justo ahora te iba a llamar.

— Oh, gracias a Dios — la escuchó decir —. Vale, de acuerdo. Ya me quedo más tranquila. El caso es que tu prima esté sana y salva.

— Sí, está perfectamente. Te veré luego — mintió. Claro que era mentira. No como una casa, no. Como una catedral. Valentina estaba lejos de estar bien, pero si se refería a físicamente, ahí no le había mentido.

Aarón y Sara terminaron su conversación telefónica y él miró a los ojos a Valentina. Él vio en ella sus ojos vacíos y transparentes.

El asesino de la universidad

Clara siempre se había considerado a sí misma como una persona desconfiada. Jamás sentía por nadie una confianza plena, pues descubrió esa cualidad de ella desde que supo que su padre había "asesinado" accidentalmente a su pez por olvidarse de darle de comer la semana que ella se hallaba en el campamento de verano con el que soñaba cada verano desde que cumplió 6 años. Entonces se dijo a sí misma que no podía fiarse de nadie, ni de sus padres. Habían enterrado a "Burbujas" bajo el césped del jardín, dentro de una caja de cerillas a la que ella había adherido pequeñas florecillas con ayuda de pegamento. Le había llorado durante otra semana entera, hasta que le compraron un pez nuevo. Que también murió, por cierto. No se sabe a ciencia cierta cómo. La pataleta y la llantina fue monumental. Tomó la drástica decisión de renunciar a las mascotas. No quería sufrir más.