Tenía las manos gélidas
Álgidas como témpanos de hielo.
Al contacto con mi cálida piel.
Que se sentía arder una y otra vez.
Al cabo de un rato me transmitió su frialdad.
Sentía mis pies entumecidos.
Las piernas húmedas de su brisa congelada.
Más propia del invierno.
Ni con mil mantas podría protegerme
de su frío glacial.
El cansancio y el sueño contribuyen...
...a volverme más vulnerable todavía...
...cuando estoy junto a él.
No veo el camino que hay ante mí.
Junto a él es todo incertidumbre.
Todo él es oscuridad.
El sol hace tiempo que se marchó.
Y la luz se la llevó con él.
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