Valeria no comprendía porqué nadie la respaldaba. Ni sus hermanos, ni sus amigos, ni sus padres, ni su pareja. NADIE. Pero su decisión era inapeable y tenaz: ansiaba convertirse en una gran actriz de teatro. Su novio, Samuel, su gran apoyo y compañero de piso también se mostraba reticente y receloso. El empleo de Valeria era el de camarera a tiempo parcial. El de Samuel, profesor de judo. Ella dedicaba su tiempo libre a presentarse a diferentes casting a escondidas de todo el mundo.
Recordó la humillación sentida cuando la rechazaron la primera vez que se presentó a un casting. Fue la excusa perfecta de sus más allegados para quitarle de la cabeza aquella idea absurda. Sin embargo, ella persistió en su intento. Valeria advirtió que con cada casting se sentía más y más segura. Comenzaron a darle papeles menores, personajes secundarios. Nadie sospechó nada, ni siquiera su novio, con quien vivía. Se las ingeniaba suficientemente bien para inventar coartadas e historias que él siempre creía.
Durante dos años consiguió llevar su doble vida secreta, camarera y actriz de teatro. Y llegó el día más soñado para ella: logró convertirse en la protagonista, el personaje más relevante en su carrera. Es entonces cuando su presencia fue más necesaria que en las anteriores obras y se vio en la obligación de inventar excusas y mentiras más elaboradas para explicar a su pareja sus ausencias. Patrañas como turnos más largos en el trabajo o quedadas con alguna amiga.
30/8/16
28/8/16
Uno más en la familia
Ambos se encontraban abrazados, completamente nerviosos, esperando un diminuto tiempo que les parecía eterno. Él acunaba la cabeza de ella entre su pecho y su brazo derecho. Intentaba mitigar los nervios de ella, aunque no es que él estuviera mucho más tranquilo. Era una decisión importante: sólo dos caminos que tomar. El reloj digital de su muñeca soltó un pequeño tipido, anunciando que el tiempo de espera había acabado. Ella se irguió y se miraron a los ojos con tanta ternura y tanto amor que jamás creyeron que hubieran sentido; ni siquiera entre ellos. Adelantaron sus cuerpos, dirigiéndolos hacia la pequeña mesa de cristal donde se encontraba el pequeño aparato que les comunicaría que sus vidas cambiarían a partir de ese momento tan exacto y preciso.
Rosa.
No había duda.
Ella ya lo había sabido. Se lo había imaginado al menos. Durante varios minutos miraron el test de embarazo sin percatarse de que el tiempo corría sin que el otro hiciera siquiera ademán de moverse. Como si estuviesen perfectamente sincronizados, se movieron al mismo tiempo, se miraron nuevamente a los ojos. Tal vez, buscando respuestas. Buscando ese camino por el cual encaminarían sus vidas. Se sonrieron. Dando constancia de una respuesta positiva.
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16/8/16
Feliz en mi propia mentira
Engañándome. Siendo feliz en mi propia mentira. Me imagino que todo seguirá así de bien, que nada va a cambiar. Es probable que esa dulce mentira esté esperando el momento oportuno para atacar. Tal vez esté a la vuelta de la esquina, acechándome. Si debo dirigirme a ella sin remedio, voy a hacerlo a pasitos cortos y muy despacio. Debo prolongar el camino por tanto tiempo como pueda. Cuando llegue a la esquina...ya no seré feliz.
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10/8/16
Directo al corazón
8/8/16
Cruce de destinos. Capítulo 10
Elena estaba indignada con aquel nuevo comportamiento. Parecía un chico voluble y engreído, abismalmente diferente del muchacho vulnerable y compasivo que la había rescatado de la carretera. Sinceramente, ella hubiera preferido no volver a cruzarse nunca más en su camino. Mantener esa imagen impoluta e inmaculada de su ocasional salvador.
Reconocía que tenía un gran físico, eso la había llamado la atención en su primer encuentro. Sin embargo, aquello no bastaba para conquistarla. Elena no era una cabeza hueca que se pirraba por un cuerpo esculpido de gimnasio. Y sus tatuajes no la hacían sentirse intimidada como si de un "chico malo" se tratase.
<<¿Cómo ha dormido mi princesa del carruaje averiado?>>
5/8/16
Muñeca de carne y hueso
¿Cómo puedes decir, tú, precisamente tú, que no eres hermosa? Si pareces una muñeca de carne y hueso, de esas de medidas espectaculares, de las que las niñas piden para que les traigan los Reyes Magos o Papá Noel en Navidades o incluso para su cumpleaños. Mientras que yo parezco una de esas muñecas de porcelana mal vestidas que hay en todas las casas de las abuelas y que, cuando las ves, no puedes evitar que un escalofrío te recorra todo el cuerpo porque te recuerda irremediablemente a las películas de miedo.
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2/8/16
Entre la espada y la pared
Esa maldita sensación.
De no estar haciendo nada bien.
Entre la espada y la pared.
Qué está bien, qué está mal.
Parece que no consigo
Distinguir a ambos.
Haciendo daño a quien quiero.
Confundiendo a quien no debo.
Esa maldita sensación.
De no valer nada.
De no servir para nada.
Que realmente es mucho.
Pero aquí estoy.
De no estar haciendo nada bien.
Entre la espada y la pared.
Qué está bien, qué está mal.
Parece que no consigo
Distinguir a ambos.
Haciendo daño a quien quiero.
Confundiendo a quien no debo.
Esa maldita sensación.
De no valer nada.
De no servir para nada.
Que realmente es mucho.
Pero aquí estoy.
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