Siento que muero.
¡Qué gran impotencia!
Cuánto sufrimiento.
No creo que nadie.
Pueda aguantar un dolor semejante.
Parece como si el cielo azul y soleado.
De pronto se hubiera vuelto tenebroso y oscuro.
Sólo queda rezar.
Para que la lluvia no inunde.
Este hermoso lugar.
Un paisaje bello como ninguno otro.
Completamente empañado.
Por esta inmensa opacidad.
¡Qué gran impotencia!
Cuán deseo ver salir al sol.
Que el firmamento volviera a aclararse.
De ese color azul cyan que tanto adoro.
Y que hace presagiar.
Únicamente sucesos maravillosos.
Si al menos la bóveda del cielo.
Estuviese plagada de estrellas.
Más alegría habría en él.
Y flanquearín a la luna, escoltándola.
Sin embargo, esta noche está vacía.
Ausente de toda exaltación.
Este texto forma parte del libro "Los amigos también rompen el corazón". No copies.Todos mis textos están registrados en SafeCreative y expuestos deviantART.
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